Jorge  Luis  Borges

 

De "La Moneda de Hierro"

LA LUNA

Hay tanta soledad en ese oro.

La luna de las noches no es la luna

Que vio el primer Adán. Los largos siglos

de la vigilia humano la han colmado

de antiguo llanto. Mírala. Es tu espejo.

 

A MI PADRE

Tú quisiste morir enteramente.

La carne y la gran alma. Tú quisiste

Entrar en la otra sombra sin el triste

Gemido del medroso y del doliente.

Te hemos visto morir con el tranquilo

Ánimo de tu padre ante las balas.

La roja guerra no te dio sus alas,

La lenta parca fue cortando el hilo.

Te hemos visto morir sonriente y ciego.

Nada esperabas ver del otro lado,

Pero tu sombra acaso ha divisado

Los arquetipos que Platón el Griego

Soñó y que me explicabas. Nadie sabe

De que mañana el mármol es la llave.

 

EIN TRAUM

Lo sabían los tres.

Ella era la compañera de Kafka.

Kafka la había  soñado.

Lo sabían los tres.

El era el amigo de Kafka.

Kafka lo había soñado.

Lo sabían los tres.

La mujer le dijo al amigo:

Quiero que esta noche me quieras.

Lo sabían los tres.

El hombre le contestó: Si pecamos,

Kafka dejará de soñarnos.

Uno lo supo.

No había nadie más en la tierra.

Kafka dijo:

Ahora que se fueron los dos he quedado solo.

Dejaré de soñarme.

 

HERÁCLITO

Heráclito camina por la tarde

De Éfeso. La tarde lo ha dejado,

Sin que su voluntad lo decidiera,

En la margen de un río silencioso

Cuyo destino y cuyo nombre ignora.

Hay un Jano de piedra y unos álamos

Se mira en el espejo fugitivo

Y descubre y trabaja la sentencia

Que las generaciones de los hombres

No dejarán caer. Su voz declara:

Nadie baja dos veces a las aguas

Del mismo río. Se detiene. Siente

Con el asombro de un horror sagrado

Que él también es un río y una fuga.

Quiere recuperar esa mañana

Y su noche y la víspera. No puede.

Repite la sentencia. La ve impresa

En futuros y claros caracteres

En una de las páginas de Burnet.

Heráclito no sabe griego. Jano,

Dios de las puertas, es un dios latino.

Heráclito no tiene ayer ni ahora.

Es un mero artificio que ha soñado

Un hombre gris a orillas del Rd Cedar,

Un hombre que entreteje endecasílabos

Para no pensar tanto en Buenos Aires

Y en los rostros queridos. Uno falta.

 

East Lansing 1976

 

LA MONEDA DE HIERRO

Aquí está la moneda de hierro. Interroguemos

Las dos contrarias caras que serán la respuesta

De la terca demanda que nadie no se ha hecho

¿Por qué precisa un hombre que una mujer lo quiera?

Miremos. En el orbe superior se entretejen

El firmamento cuádruple que sostiene el diluvio

Y las inalterables estrellas planetarias.

Adán, el joven padre, y el joven Paraíso.

La tarde y la mañana. Dios en cada criatura.

En ese laberinto puro está tu reflejo.

Arrojemos de nuevo la moneda de hierro

Que es también un espejo mágico. Su reverso

Es nadie y nada y sombra y ceguera. Eso eres.

De hierro las dos caras labran un solo eco.

Tus manos y tu lengua son testigos infieles.

Dios es el inasible centro de la sortija.

No exalta ni condena. Hace algo más: olvida.

Calumniado de infamia ¿por qué no han de quererte?

En la sombra del otro buscamos nuestra sombra:

En el cristal del otro, nuestro cristal recíproco.

De  "El Oro de los Tigres"  

TANKAS 

1

Alto en la cumbre

Todo el jardín

Luna de oro

Más precioso es el roce

De tu boca en la sombra.

2

La voz del ave

Que la penumbra esconde

Ha enmudecido.

Andas por tu jardín.

Algo, lo sé, te falta. 

3

La ajena copa,

La espada que fue espada

En otra mano,

La luna de la calle,

¿Dime, acaso no bastan?

4

Bajo la luna

El tigre de oro y sombra

Mira sus garras.

No sabe que en el alba

Han destrozado un hombre

5

Triste la lluvia

Que sobre el mármol cae,

Triste ser tierra.

Triste no ser los días

Del hombre, el sueño, el alba.

6

No haber caído,

Como otros de mi sangre,

En la batalla.

Ser en la vana noche

El que cuenta las sílabas.

 

ON HIS BLINDNESS

Indigno De los astros y del ave

Que surca el hondo azul, ahora secreto,

De esas líneas que son el alfabeto

Que ordenan otros y del mármol grave

Cuyo dintel mis ya gastados ojos

Pierden en su penumbra, de las rosas

Invisibles y de las silenciosas

Multitudes de oros y de rojos

Soy, pero no de las Mil Noches y Una

Que abren mares y auroras en mi sombra

Ni de Walt Whitman, ese Adán que nombra

Las criaturas que son bajo la luna,

Ni de los blancos dones del olvido

Ni del amor que espero y que no pido.

 

LO PERDIDO

¿Dónde estará mi vida, la que pudo

haber sido y no fue, la venturosa

o la de triste horror, esa es otra cosa

que pudo ser la espada o el escudo

y que no fue? ¿Dónde estará el perdido

antepasado persa o el noruego,

dónde el azar de no quedarme ciego,

dónde el ancla y el mar, dónde el olvido

de ser quién soy? ¿Dónde estará la pura

noche que el rudo labrador confía

el iletrado y laborioso día,

según lo quiere la literatura?

Pienso también en esa compañera

Que me esperaba, y que tal vez me espera

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